5 cosas que hacías de niño y todavía te hacen feliz

¡Redescubramos pequeñas alegrías con poder real!

Cuando éramos niños, no necesitábamos lujos, títulos ni validaciones para sentirnos bien.

Bastaba una caja vacía para imaginar una nave espacial o una piedra brillante para

empezar una colección. El tiempo parecía más largo, las emociones más honestas y las

alegrías más accesibles.


A medida que crecemos, esas actividades quedan relegadas por “lo urgente”, lo productivo

o lo serio. Pero en realidad, muchas de ellas siguen siendo válidas —y poderosas— formas

de reconectar con el bienestar emocional, la creatividad y la ligereza que tanto necesitamos

como adultos.


Aquí te compartimos cinco de esas actividades que, aunque parezcan simples, pueden

transformar tu día si les haces un pequeño espacio.


1. Pintar o dibujar sin juicio

¿Recuerdas cuando no importaba si “te salía bonito”? Solo agarrabas colores y te dejabas

llevar. Dibujar sin expectativas activa zonas del cerebro vinculadas con la relajación y la

creatividad. Estudios en arteterapia demuestran que pintar o garabatear reduce la ansiedad,

mejora el enfoque y ayuda a expresar emociones sin palabras.


Haz la prueba:

Compra un cuaderno de dibujo (sí, aunque no sepas dibujar), un par de marcadores o

acuarelas, y dedica 10 minutos a dejar fluir tu mano. No se trata de arte; se trata de soltar.


2. Jugar al aire libre

De niño, una banca podía ser un barco pirata y un jardín entero tu reino. Hoy, la mayoría de

los adultos pasamos demasiado tiempo en interiores, bajo luces artificiales, con pantallas

que nos alejan del mundo físico.


Jugar no tiene edad: caminar descalzo por el césped, saltar en charcos si llueve, subirte a

una resbaladilla, brincar la cuerda o simplemente tumbarte en el pasto a ver el cielo. Estas

actividades despiertan endorfinas, estimulan la coordinación y te reconectan con tu cuerpo.


Tip: Si tienes hijos o sobrinos, súmate a su juego. Pero también puedes hacerlo solo. No

hay testigos… solo libertad.


3. Cantar sin preocuparte por cómo suenas

De niño, cantabas todo el día: en el baño, en la escuela, inventando letras o repitiendo

jingles. Cantar tiene un poder bioquímico real: reduce el cortisol (estrés) y aumenta la

oxitocina (vínculo y bienestar). No necesitas afinar, necesitas sentir.


Dónde puedes hacerlo:

● En la regadera con eco épico.

● Mientras manejas y nadie te escucha.

● Cocinando tu platillo favorito.

● O incluso en karaoke con amigos, donde las risas valen más que el tono.


4. Inventar historias

Tu imaginación de niño no tenía límites. Un lápiz podía ser una espada mágica, y tú, el

héroe del día. Hoy, contar historias sigue siendo una vía directa a tu mundo interior.

Además, narrar (en voz alta o por escrito) mejora la memoria, la empatía y refuerza tu

identidad.

Formas modernas de hacerlo:

● Escribe un cuento corto.

● Lleva un diario creativo.

● Graba audios con anécdotas para tus hijos, nietos o simplemente para ti.

● Haz una “bitácora de momentos mágicos”, como los hacías en la primaria.


5. Comer algo simple que te gustaba

Los sabores de la infancia están llenos de nostalgia emocional. Una tostada con

mantequilla, un vaso de leche con chocolate, una sopa con estrellitas... No es la receta en

sí, es el ritual, la memoria que despierta y la sensación de refugio.


Recuerda: darte un gusto no es ser “infantil”, es reconectar con tu historia afectiva. Comer

algo simple y reconfortante puede darte justo lo que necesitas en un día complicado.


💬 Volver a lo simple no es retroceder; es sanar.

Recuperar estas actividades no significa “regresar a ser niño”, sino rescatar esa parte

nuestra que todavía sabe cómo disfrutar sin condiciones. La infancia guarda claves valiosas

sobre cómo vivir con más autenticidad y alegría. Solo hay que hacerles espacio.


A veces, el bienestar está más cerca de lo que parece. Y no cuesta nada más que un

poco de atención. 


Por 

Alondra Utrera.

Comentarios

  1. Anónimo10:46 p.m.

    Qué bonito artículo. Me hizo recordar muchas cosas que ya tenía olvidadas. Gracias por recordarme que aún puedo reconectar con esa parte mía que sigue viva.”

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    1. ¡Gracias a ti por leer y compartir! 💛 Me alegra mucho que el artículo te haya ayudado a reconectar con esa parte especial de ti. Siempre está ahí, solo a veces necesitamos un pequeño recordatorio. ¡Un abrazo fuerte!

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  2. Anónimo11:03 p.m.

    Me hizo sonreír porque muchas de estas cosas las había olvidado. Qué bonito recordar que la felicidad a veces está en lo más simple.

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    1. ¡Exacto! 😊 A veces la felicidad está justo en esos pequeños momentos que parecían olvidados. Me alegra que el texto te haya sacado una sonrisa y te haya hecho recordar lo valioso de lo simple

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  3. Anónimo12:23 p.m.

    Que artículo tan bonito, me trajo unos recuerdos muy gratos.

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  4. Anónimo11:59 a.m.

    Que lindo, me hizo recordar que debo darle una buena niñez a mi hijo y que tenga muchos recuerdos bonitos ❤️

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  5. Anónimo7:24 p.m.

    Muy lindo el artículo, sigan así.

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  6. Anónimo2:00 p.m.

    Había olvidado algunas cosas que se mencionan en el artículo y me trajó muchos recuerdos leerlo. Muy buen trabajo.

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